
Corro por las calles silenciosas y aisladas por la noche oscura, alcanzando el puerto que abre la puerta hacia la mar profunda. Con un grito de satisfacción lanzo mi más preciada creación, mi barquito de papel y mi mayor deseo escrito sobre él. Y es que a mis veinte años aún desearía vivir en un mundo hecho de miel, con luces divinas y eternas maravillas, como sirenas de sal esperando en los fondos de coral. Sin embargo las olas se tragan mi barquito de papel, desaparece en las aguas y ya no lo volveré a ver. Y es que tan ingenuo como creer en mundos de miel, es esperar que las sirenas de sal recojan mi bien y hagan realidad el deseo de mi barquito de papel.
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