lunes, 14 de enero de 2013

Orgullo y prejuicio, obra de arte en literatura y cinematografía


         Orgullo y prejuicio es una obra de Jane Austen, que fue publicada por primera vez el 28 de enero de 1813. Se trata de una de las obras más conocidas de la literatura inglesa en la que se describe a la perfección cómo eran las relaciones de pareja en la Inglaterra del siglo XIX, llenas de convencionalismos y formalidades. Todo ello presentado a través de sus dos personajes principales, Elizabeht Bennet y el señor Darcy que se ven obligados a madurar y aprender de sus errores y prejuicios para, al final, darse cuenta de que están enamorados.
      En sí, ha tenido varias adaptaciones al cine, la última de las cuales fue estrenada en 2005 y protagonizada por Keira Knightley y Matthew Macfadyen.
       Tanto la película mencionada como la obra en la que se basa son dos de mis preferidas en cada uno de los géneros a los que pertenecen. La historia es sencillamente genial.
       Desde el primer momento te pones en la piel de Elizabeht y sigues con ella la evolución de sus sentimientos, sintiéndolos como propios. A medida que avanza el hilo de la narración aumenta el deseo de que acaben juntos. E igualmente te sientes impotente y resignada cuando, por las diferentes vicisitudes, se ven obligados a separarse, llegando a pensar que en ningún momento acabarán conociendo la verdad acerca de los sentimientos del otro.
      Es verdaderamente frustrante, pero además es en esa frustración en la que se basa su perfección. Es fácil predecir la historia, al fin y al cabo es una narración de carácter romántico con un cierto toque de comedia. Sin embargo, a pesar de que esperas que acabe bien, porque  por la experiencia sabemos que estas historias siempre acaban con el “vivieron felices y comieron perdices”, lo cierto es que no lo sabes hasta el último momento. Realmente te deja con la intriga casi hasta el último minuto de la obra.
        En el caso de la película, además, tiene otro aliciente. Y es que en varios momentos esperas que la pareja se bese. Lo deseas, pero lo cierto es que a lo largo de toda la producción no lo hacen ni una sola vez. Ni siquiera al final, lo cual parece norma general en este tipo de films.
       Alguien ya dijo en su día que una obra en general es buena cuando sin hacer mención o referencia en ningún caso (por mínimo que sea) al sexo, consigue captar y mantener la atención del público y obtiene además su beneplácito y ovación.
       Desde luego, en este caso lo consigue con creces y no es de extrañar, pues, que sea precedida por tanto prestigio, considerándose la segunda obra más querida por la sociedad inglesa, y se haya realizado su adaptación en innumerables ocasiones. Lo cierto es que Orgullo y prejuicio es la principal fuente de inspiración en la que se han basado otras películas como Bodas y prejuicios, El diario de Bridget Jones o Tienes un e-mail.
          Es un gran relato del cual habría que tener conocimiento tanto a través de la lectura de la obra de Jane Austen, como de la visualización de alguna de sus adaptaciones.

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