miércoles, 16 de enero de 2013

Una novela simplemente interesante


El nombre del viento es una novela de Patrick Rothfus y constituye la primera entrega de una saga conocida como Crónica del asesino de Reyes.
En un principio yo diría que esta obra es difícil de calificar. Claramente forma parte del género fantástico.
Todo transcurre en un momento y un lugar completamente desconocidos, inventados, más cercano a la edad media, y se da la sucesión de una serie de seres que poco o nada tienen que ver con lo que definiríamos como una historia verosímil. Sin embargo, hay algo a este respecto que me choca gratamente y es que la lectura de este libro lleva a realización de la siguiente cuestión ¿se trata de un mundo de hechiceros, magia y alquimia o es por el contrario un mundo basado en la ciencia en la que todo tiene una explicación racional?
Es ciertamente extraño que a través de una forma de expresarse y el desarrollo de la acción en un entorno tan civilizado y docto como puede ser el de una Universidad, actos como el control de los elementos, la lucha mental o la movilización de los objetos parezcan cosas propias de la realidad y cercanos a la vida cotidiana. Como si realmente estas acciones pudiesen hacerse y además acompañadas de la consiguiente teoría que las avalase.
En el propio libro se hace la distinción entre los que ven magia y demonios y los que lo denominan simpatía (nombre que se le proporciona en la novela) y transformación de la energía. Para lo que a algunos se les muestra como misterios que no deben ser sacados a la luz, los pueblerinos o habitantes corrientes, para otros, profesores y estudiantes de la Universidad, no es más que otro conocimiento que no debe ser olvidado ni abandonado.
Por otra parte la trama es igualmente interesante, mezclando situaciones propias de la vida cotidiana, e incluso rencillas y problemas que todo adolescente puede tener en el curso de sus estudios, junto con proezas dignas de grandes héroes y personajes tan misteriosos como los Chandrian en este caso.
Además el autor realiza un juego basado en el tiempo. En sí el libro constituiría un día, es más toda la saga son tres días y cada una de las novelas representaría uno de ellos. Sin embargo dentro de ese día nos relata buena parte de la infancia y la adolescencia del protagonista, llamado Kvothe. Es el propio Kvothe en el que, durante ese tiempo, cuenta la historia de su vida hasta ese preciso momento. De manera que se mezclan dos argumentos, el del relato que él cuenta y lo que sucede durante esos tres días que lo está contando.
Realmente se trata de un estilo de novela que yo no había visto antes, con elementos dignos de admiración como el juego con el tiempo o la disposición de lo que es real y lo que es fantasía (hasta tal punto que al final no sabes si es una realidad disfrazada de fantasía o a la inversa).
Sin embargo, a pesar de la disposición de todos estos componentes que hacen que sea una buena obra, bastante diferente de las que forman el género de la fantasía, lo cierto es que es simplemente interesante. Es decir, que es fácil de leer, a pesar de sus muchas páginas, pero que no es de ese tipo de historias que te mantienen en vilo y por las que deseas fervientemente volver a casa para seguir con su lectura. Al menos en mi caso. Se trata, básicamente, de una lectura amena que puedes considerar si tienes algún rato libre.

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