miércoles, 23 de julio de 2014

Día 21

El domingo de esa semana se celebraba en todo Panamá el día del niño. Sin embargo, el ya costumbre que el domingo los niños no van a la escuela, por lo que las diferentes escuelas lo festejan a lo largo de dicha semana. En la escuela de Hato Chamí, en la Comarca, eligieron el jueves para esa gran ocasión. Así que ese día, para poder disfrutar de tan grato plan, nos levantamos a las CINCO de la mañana.
A cualquier español de pura cepa esta le parecerá una hora intempestiva, pero lo cierto es que aquí, en Panamá, no es nada raro. El caso es que abandonamos la Fundación antes que nadie, incluso aun siendo de noche, para dirigirnos a la Piquera, que es donde se cogen los 4x4 (que actúan de autobuses) para subir a Chamí. Allí nos había citado Tania, profesora del colegio que muy amablemente nos había invitado a acompañarla.
A la comarca solo habíamos subido o bien en un bus de lo más normal o en el carro de la fundación, sentadas en la parte delantera con Bob. Pero jamás habíamos ido en el pick-up de los 4x4, a lo más estilo gnobe. Eso sí que fue una excursión. Básicamente consistía en agarrarse a donde uno pudiera para no acabar fuera del coche. Aparte de por el viajecito en sí, el trayecto fue interesante por la compañía. Estábamos rodeadas de ngobes. Y el caso es que oíamos a un bebé llorar pero no lo veíamos por ningún lado. Hasta que finalmente vemos a una mujer meciendo una bolsa de tela que colgaba del techo. Allí, no sé si cómodo o incómodo, llevaba a su niño.
Finalmente llegamos a nuestro destino y difícilmente pudimos celebrar el día del niño básicamente porque se tiró lloviendo toda la mañana. Con algunos impedimentos y algún que otro acto de imaginación se pudieron llevar a cabo algunos de los preparativos y actuaciones que tenían pensados, pero no el típico desfile, que era lo que todos (y especialmente Teresa y yo) esperaban.
Al final, fuimos nosotras la gran novedad de la mañana. Desde que llegamos nos pusimos a organizar a los niños para que participaran en todo tipo de juegos a la española. Os aseguro que no nos hemos encontrado con tarea más ardua en todo lo que llevábamos aquí. Los niños ngobes son tímidos por cultura, más que por naturaleza, ya que su tradición se basa fundamentalmente en no ser muy expresivos. Así que ya se lo pueden imaginar. Era como hablar con las paredes, nadie contestaba a nuestras preguntas. Eso sí, en cuanto unos pocos empezaron a jugar, los demás se fueron acercando lentamente. Al final nos vimos rodeadas de un buen contingente de niños de unos siete años. A los mayores no les engañamos. Lo cierto es que no pillaron muy bien la base de los juegos que les fuimos explicando (la gallinita ciega, el escondite inglés, el hot potato, el pañuelo…), pero daba gusto ver lo bien que se lo estaban pasando y cómo, cada vez más, insistían para que les enseñáramos alguno nuevo.
Lo más gracioso fue cuando tuvimos que abandonar el colegio. Acompañándonos un rato fue una niña que había participado de los juegos casi desde el primer momento. En la mañana no hablaba nada, pero ay, ya por la tarde. No callaba. Hablaba y hablaba. Teresa y yo la mirábamos con la boca abierta, muriéndonos de risa. Porque es que no le entendimos prácticamente nada de lo que dijo. Qué gracia. Parecía tan convencida de lo que estaba hablando…
Ya como última visita. Nuevamente vimos a Lily, Zuleca y Elidita. Incluso conocimos a su madre, Elida. No he visto a una ngobe más habladora en todo lo que llevamos de mes. Por lo que nos han contado, eso es resultado de la relación que esa familia tiene con Bob.
Entre juegos y trenzas se nos hicieron las tres (ya era tarde), hora de volver a casa. Cogimos otro 4x4, y lo mejor fue… que lo cogimos nosotras solas. Nos sentimos tan libres y adultas. Pudiendo hacer algo sin compañía de nadie más. Y como pueden ver, no nos pasó nada, nadie nos secuestró, ni nos perdimos, ni tuvimos ningún accidente.
Pero fue llegar y no descansar, porque esa tarde nos tacaban… ¡MANUALIDADES! Nos habíamos puesto la tarea de hacer un mural para los ancianos del “Sedán”, para darles una pequeña idea de lo que es y hay en España. Ciertamente que fue difícil, porque elegir qué cosas de un país de tanta historia y tradiciones pones en apenas dos trozos de papel, no es tarea fácil. 

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